¿Cuál es el futuro de la contraseña?

Cultura tecnológica

¿Se puede sustituir la contraseña?

Las contraseñas desempeñan un papel fundamental en la seguridad digital. Son la primera línea de defensa para restringir el acceso a nuestra información sensible. A pesar de ello, no son una garantía absoluta contra la piratería, ya que los ciberdelincuentes desarrollan constantemente nuevos métodos para burlarlas.

Las ventajas de las contraseñas: sencillez y universalidad

Una de las grandes ventajas de las contraseñas es su facilidad de uso.

Cualquiera puede crear una contraseña, sin necesidad de equipos especiales ni profundos conocimientos técnicos. Es un método de seguridad universal: casi todos los servicios digitales -ya sean aplicaciones bancarias, redes sociales o buzones de correo electrónico- recurren a esta técnica para limitar el acceso únicamente a los usuarios autorizados.

Además, las contraseñas ofrecen una gran flexibilidad, ya que permiten añadir niveles de complejidad para reforzar la seguridad sin aumentar los costes. Su compatibilidad con numerosas plataformas y sistemas los convierte en una herramienta de protección muy práctica.

Sin embargo, esta simplicidad puede convertirse en un inconveniente si las contraseñas no se eligen con cuidado o si se repiten en exceso, reduciendo su eficacia.

Los límites actuales de las contraseñas

Con el aumento de las amenazas en línea, las contraseñas se han vuelto cada vez más complejas. Ya no se trata solo de elegir una palabra fácil de memorizar, sino de crear una combinación de letras, números y caracteres especiales lo suficientemente larga como para que sea difícil de descifrar. Esta complejidad suele ser fuente de frustración para los usuarios.

Cuanto más segura es una contraseña, más difícil es recordarla, lo que lleva a muchas personas a escribirlas en notas adhesivas o a utilizar contraseñas que ya han usado, debilitando así su seguridad.

La proliferación de cuentas en línea también requiere la creación de varias contraseñas complejas, lo que aumenta la carga de gestionarlas a diario. Esta dificultad para gestionar contraseñas seguras sin herramientas de apoyo puede exponer a los usuarios a mayores riesgos de piratería informática.

A los problemas a los que se enfrentan los usuarios hay que añadir las diversas técnicas utilizadas por los ciberdelincuentes para sortearlos:

  • phishing, práctica mediante la cual los correos electrónicos fraudulentos incitan a los usuarios a facilitar sus datos de acceso, incluidas las contraseñas,
  • ataques de fuerza bruta, en los que el software prueba miles de combinaciones de contraseñas hasta dar con la correcta.

Además, en caso de fuga de datos en un sitio o servicio, miles de contraseñas pueden acabar en la dark web, donde se venden o intercambian.

Si alguien utiliza la misma contraseña para varios servicios, una sola filtración puede comprometer todas sus cuentas. Por tanto, incluso con una contraseña compleja, los usuarios siguen siendo vulnerables a las técnicas modernas de piratería informática.

Esto subraya la importancia de no confiar únicamente en las contraseñas para proteger la información.

¿Cuáles son las alternativas a las contraseñas tradicionales?

  1. La autenticación biométrica es una de las alternativas más prometedoras a las contraseñas tradicionales. Se basa en elementos propios de cada individuo, como las huellas dactilares, el reconocimiento facial y el reconocimiento de voz.

Estas tecnologías permiten acceder a los sistemas sin necesidad de memorizar una contraseña. A diferencia de las contraseñas, una huella dactilar:

  • no puede olvidarse ni adivinarse, lo que refuerza la seguridad;
  • es más cómodo para los usuarios, que ya no necesitan crear o gestionar varios identificadores.

Sin embargo, aunque esta tecnología está teniendo un gran éxito, el coste de su implantación y los problemas asociados a la confidencialidad representan barreras para su adopción generalizada. En algunos casos, los ciberdelincuentes experimentados pueden burlar estos sistemas: algunos de ellos utilizan, por ejemplo, técnicas de sustitución facial consistentes en presentar rostros artificiales para engañar a los sistemas de reconocimiento facial.

  • La autenticación de dos factores (2FA) es un método sencillo y eficaz de reforzar la seguridad de las contraseñas. Funciona añadiendo un segundo paso al acceder a una cuenta: tras introducir su contraseña, los usuarios deben confirmar su identidad por otro medio, como un código recibido por SMS o una aplicación de autenticación.

Esto significa que incluso si un hacker consigue robar la contraseña, seguirá necesitando el segundo factor para acceder a la cuenta, lo que reduce considerablemente el riesgo de compromiso. Las grandes empresas y los servicios en línea adoptan cada vez más la 2FA, ya que ofrece protección adicional sin añadir demasiada complejidad para los usuarios.

Hoy en día, este método sigue siendo una de las mejores soluciones para reforzar la seguridad de las cuentas sin abandonar por completo las contraseñas.

Gestores de contraseñas: un buen complemento

Los gestores de contraseñas se han convertido en una solución indispensable para muchos usuarios. Este software permite almacenar de forma segura docenas e incluso cientos de contraseñas, al tiempo que genera automáticamente identificadores complejos para cada servicio utilizado. La principal ventaja es que los usuarios solo tienen que recordar una contraseña maestra para acceder a todos sus inicios de sesión, lo que facilita mucho la gestión de contraseñas. No obstante, es esencial elegir un gestor de contraseñas fiable y seguro, ya que el acceso no autorizado a este software podría poner en peligro todas las contraseñas guardadas.

El futuro de la contraseña en ciberseguridad

Los expertos en ciberseguridad prevén un futuro en el que las contraseñas podrían ser sustituidas por soluciones más seguras y fáciles de usar.

Tecnologías como las llaves físicas de seguridad o los métodos de autenticación basados en la inteligencia artificial podrían permitir prescindir total o parcialmente de las contraseñas:

  • Las claves físicas de seguridad, o tokens físicos de autenticación, son dispositivos físicos utilizados para reforzar la seguridad del acceso digital. Están diseñados para proporcionar un método de autenticación fuerte que complemente o sustituya las contraseñas tradicionales.
  • Los métodos de autenticación basados en inteligencia artificial utilizan tecnologías avanzadas de aprendizaje automático para mejorar la seguridad del acceso en línea. A diferencia de los métodos tradicionales, estos sistemas se basan en complejos análisis de comportamiento o características biométricas exclusivas de cada individuo.

Por último, los progresos realizados por los ordenadores cuánticos en los últimos años implican el riesgo de que estas máquinas rompan las claves de seguridad actuales (en particular, las claves RSA) en las que se basan la mayoría de nuestros intercambios hoy en día. Para anticiparse a tal eventualidad, la criptografía poscuántica implica el uso de nuevas claves basadas en problemas matemáticos que los ordenadores cuánticos no pueden resolver.

Sin embargo, la transición a un mundo sin contraseñas dista mucho de haberse completado. Aún quedan retos por superar, sobre todo en términos de coste, infraestructura y accesibilidad para el público en general. Aunque algunos agentes digitales (entre ellos la mayoría de los GAFAM) empiecen a adoptar estas nuevas tecnologías, es probable que las contraseñas sigan siendo una característica, sobre todo para los servicios al consumidor.

Más allá de la autenticación, el cifrado para proteger sus datos

La protección de datos no se limita a los métodos de autenticación. Incluso las soluciones de autenticación más sofisticadas pueden verse comprometidas si se descuidan otros aspectos de la seguridad.

Los comportamientos de riesgo, como compartir contraseñas, utilizar redes no seguras o no prestar atención a los intentos de phishing, pueden comprometer la seguridad de los sistemas, por muy sólidos que sean los mecanismos de autenticación implantados.

Por eso es necesario un enfoque de defensa en profundidad, con el cifrado de datos como piedra angular. Esto garantiza la protección de la información sensible contra pérdidas, robos, exfiltraciones, publicación y espionaje económico, incluso si otros mecanismos de seguridad se ven comprometidos.

Tanto si se siguen utilizando contraseñas como si no, es esencial que los usuarios sigan siendo conscientes de las buenas prácticas de seguridad digital. La vigilancia, la formación continua y el uso de herramientas como los gestores de contraseñas, la autenticación de dos factores y el cifrado son esenciales para protegerse de las ciberamenazas, incluso en un futuro en el que las contraseñas desaparezcan.